Por Dan Aragonz
ANTES QUE LEAS EL ARTICULO,
ACERQUE SU ROSTRO A LA PÁGINA.
—¿Vamos al cine a ver una película en 3D?
—Lo siento. No puedo. Hoy voy a Marte.
— ¿Qué vas dónde?
Si rechazaran una invitación tuya de esa manera, lo primero que pensarías es que esa persona se ha inventado semejante estupidez. ¿Cómo alguien rechazaría tu valiosa compañía? Sin embargo, esa persona ni siquiera te ha escuchado porque no puede dejar de pensar en lo que le espera cuando llegue a la sala de su casa y se siente en el sofá. Solo quiere conocer la nueva experiencia que su nuevo reproductor de video ha sacado al mercado lleva una semana ofreciéndole.
La taquillera película de los 90, donde un archiconocido Arnold Schwarzeneggerinterpreta a un obrero que tiene un extraño sueño donde viaja a Marte, no solo anticipaba más o menos hacía donde se dirigía la entretención en cuanto a la profundidad en la venta de una nueva experiencia. El protagonista de esta película de Paul Verhoeven, interactúa con un servicio en donde a través de una máquina el cerebro puede ser quien quiera e ir donde quiera. Y por supuesto, que mas que un agente especial que puede jugar con la dualidad de una historia. Lo que resulta, es un magnifico film de ciencia ficción que ya es un más que conocido clásico del séptimo arte.
Para que hablar del origen de esta película, sacada de una de las cientos de historias de la mente maestra y filosófica del genio de Berkeley, Philip K Dick, que siempre mostraba a sus personajes en situaciones donde la realidad con la que convivían no era lo que aparentaba.
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Los elementos que proyecta Total Recall para crear la ilusión de ser partícipe de una experiencia de esta profundidad, se vieron luego en los videojuegos y en sus nuevos aparatos de inmersión en mundos creados con cosas intangibles físicamente, pero si tangibles conceptualmente para la mente y una nueva experiencia posible a través de un casco de realidad virtual. Pero de lo que hablamos, cuando acercaste tu rostro a la hoja que tienes frente a tus ojos, fue de imaginar verte a ti mismo interpretando al protagonista de una de tus películas favoritas. Imagina ser John Rambo metido en la guerra, Tom Cruise en una misión imposible o Milla Jovovich en Juana de Arco.
Las posibilidades son proporcionales solo a la cantidad de películas que existen. Si un aparato escaneara tu rostro antes de empezar una película y a los pocos minutos, instantáneamente, te vieras a ti mismo protagonizando ese film, sería un efecto hipnótico que esperamos no termine como narciso y su imagen reflejada en el lago. El asunto es que una tecnología, basada en inteligencia artificial, que permite suplantar el rostro de alguien por otro en una secuencia de video, ya es posible. El deepfake, sin que aún nos enteremos, puede estar dando inicio a una nueva experiencia para el espectador y a nuevas posibilidades para los mercados cinematográficos sedientos de dinero y volviéndose obsoletos ya tan saturados de la misma fórmula.
Foto: Alyssa Foote; Olivier Douliery/Getty Images
Dan Aragonz

Chile (1984). Inventar y escribir historias es un vicio. Un vicio que me encanta mantener vivo cada vez que puedo. He tenido la suerte y la oportunidad de poder participar con diferentes relatos cortos en distintas revistas como El círculo de Lovecraft, Historias Pulp y sus antologías, el taller de la Terbi y su mundo de ciencia ficción, Aeternum revista de literatura oscura y la revista mexicana Letras y Demonios. También tengo una antología de 13 relatos publicada “El rastro del miedo y otros relatos” en Lektu y de descarga gratuita.
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1 thought on “OTRO MUNDO ÓMICRON: Una asunto de ciencia ficción”
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