
Por Andrés Morales
En esta coyuntura mundial, donde lamentablemente, las ideologías de la fe, se han ido distorsionando de una u otra forma, sin saber transmitir un contexto claro sobre sus historias, mitos y leyendas; desde el lejano oriente nos llega una joya de temática religiosa. Esto es precisamente lo que nos gusta de los videojuegos, que nos hacen conocer, por medio de una aventura, acerca de la cultura, y en este caso, sobre la religión.
¿Qué pasa si mezclas mitología y folclore de un país, con la imaginación de su creador?
Tenemos el videojuego “Okami” de la compañía japonesa CAPCOM y con su productor y escritor Hideki Kamiya. Es un videojuego de aventura y exploración, en un Japón medieval, donde el ying-yang está al acecho. Tendremos que salvar a Nippon (Japón) del terrible Orochi, quien revive cada 100 años, y un héroe reencarnado será el que deba acabar con este mal.

Más allá de la historia, adentrémonos en la escencia del videojuego, para tener el contexto del significado profundo el juego.
La palabra “Kami” significa en japonés “Dios”, pero si hablamos de religión politeísta, “Kami” hace referencia a los espíritus de la naturaleza. Y ¿a qué creencia nos referimos? Al Shinto. El Shintoismo o Sintoísmo, fue una división de los relatos propios de la isla japonesa, cuando el budismo se fue introduciendo en el país del sol naciente. Y que mejor que en Okami tenemos todas estas referencias.
Nos pondremos en el papel de Amateratsu, un lobo que a vista de los humanos es un animal normal, y a la vista de las personas que tiene alguna conexión con el mundo de los espíritus lo verá con líneas divinas en su cuerpo. Esto significa que es un enviado de los dioses para resguardar el balance del mundo. Aquí una clara referencia hacia los curanderos, médiums o personas que de una u otra manera tienen un nivel sensorial superior.
Amateratsu, es enviado por los dioses, ya que se aproxima el año en que el demonio Orochi quiere dominar el mundo. Este mundo se tornará totalmente con mala energía, consecuencia a este evento tendremos, ríos contaminados, árboles sin brotar, animales y humanos poseídos entre otros. A su vez, este mundo demoníaco estará acechado por los Yokai, que en esta ocasión son espíritus malignos que habrá que eliminar.

Aquí comienza la aventura, en una pequeña villa, donde Amateratsu conforme va recorriendo el camino, se topará con una pulga llamada Issun, quien quiere todo el conocimiento del mundo celestial, él porta un pincel, que es el “Pincel celestial”. Junto al poder de Amateratsu recorrerán el mundo, para hallar pistas y derrotar a Orochi, mientras Issun quiere conocer más sobre los poderes del pincel.
El pincel es una mecánica que, en el contexto de videojuegos, es nuevo y no se ha visto en ningún otro. Este pincel te dará habilidades, entre ellas los elementos naturales que son basados en el Zen, entre ellos: agua, fuego, trueno, viento; y esto va más allá, puedes controlar el día, la noche, puedes hacer florecer árboles, zonas malignas, con tan solo dibujar la imagen que da la habilidad. Estas habilidades se contemplan en el horóscopo budista, con los 12 animales sagrados (rata, buey, tigre, conejo, dragón, serpiente, caballo, cabra, mono, gallo, perro, jabalí), esto por parte de esta religión, y combinará con elementos del sintoísmo, como los tesoros divinos que son: el espejo de bronce (Kata no Kagami), la espada (Kusanagi) y el collar (Magatama). Estas tres armas tendrán características únicas y sirve para pelear con los Yokai al igual que el uso del pincel divino.
Con estos elementos básicos sobre el juego, nos invita a descubrir esta autenticidad de la mitología japonesa a través de una religión. Con elementos ya escritos del folclore, juntos a la imaginación de los desarrolladores del videojuego, dejando a lado tabús y repercusiones que el videojuego pudo haber causado ante la sensibilidad de los creyentes, que, en realidad, lo vieron como una puerta para expandir su creencia hacia otros lados del mundo.

¿Se podría realizar algo así con otras religiones, ya sean politeístas o monoteísta? Pues sí, siempre tomando en cuenta que es sólo un videojuego que mezcla la idiosincrasia del folclor, tal y como lo es Okami, introducirte en la aventura, sin ofender, simplemente a través de una historia, relatar sus historias, y su vez alterándola para que quede bien con la mecánica del juego, sin perder la esencia, en este caso, la esencia sintoísta.
Relatar una creencia a través de un videojuego es lo que hace especial a esta industria.
Un videojuego no sólo es apretar botones, como me solían decir, sino que es investigar que hay más allá, en estos mundos fantásticos y de ciencia ficción.
¡Vamos! Okami está disponible en casi todas las plataformas, hasta en PC, no hay excusa para no darle una chequeada a este gran título. Por supuesto es para los que gusta de juegos de exploración y resolver acertijos o como se los llama en esta industria puzzles, y se sumerjan y conozcan un poco más acerca del folclore japonés.
Fotos: Okami, Capcom

Andrés Morales
Nací en Quito, Ecuador. Soy Ingeniero en Turismo y Preservación ambiental y Guía de turismo. Me gusta la poesía, tengo unos pequeños escritos, el cual lo hago por hobby. Tengo una pasión por los videojuegos, y como ellos se fusionan, con historias que contienen un contorno entre la ficción y lo real. Mi frase es: “Soy un ente con un código genético experimental extraterrestre”.
2 thoughts on “VIDEOJUEGOMICRON: Okami: De la religión al videojuego”
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