Por Cristián Londoño Proaño
La ciencia ficción siempre es una literatura de advertencia que busca prevenir, invitar a la reflexión sobre las consecuencias futuras de nuestras decisiones presentes.
Dioni Arroyo
En el mes de abril, mi esposa me trajo un regalo de Barcelona. Lo había comprado en la librería Gigamesh. El libro había viaje en avión desde tierras europeas y había llegado a mis manos. El libro es la novela de ciencia ficción “Cuando se extinga la luz” de Dioni Arroyo. De este autor ya había leído en internet algunas críticas en blogs especializados sobre sus novelas “Fracasamos al soñar” y “Fractura”. Me había despertado mi interés por conocer su obra y sus pensamientos. Por lo que, la novela “Cuando se extinga la luz” llegó para calmar mis deseos. Es una ucronía steampunk de caracter distópico que juega con ciertas temáticas contemporáneas y nos hace reflexionar de una manera brillante. Me intrigó Milena, personaje principal de la novela, que tiene un caracter ligada y fiel a su sociedad, que por momentos me pareció ingenua, que saca toda su fuerza, al final de la novela. ¿Acaso era un retrato de ciertas mujeres de la sociedad hispanoamericana?
Luego de leer la novela, me contacté con su autor y le planteé un diálogo sobre la novela, su recorrido literario y la ciencia ficción española. Dioni Arroyo aceptó esta conversación exclusiva para Teoría Ómicron.

Gracias por aceptar la entrevista para la revista Teoría Ómicron. Lo primero que quiero preguntar es sobre tu comienzo en la ciencia ficción. ¿Cómo comenzaste en la literatura de ciencia ficción? ¿Cuáles fueron tus inicios?
Agradezco a Teoría Ómicron el estupendo trabajo de divulgación que lleváis a cabo, lo participativa que es vuestra revista y la calidad y el cariño con el que la elaboráis. Para mí es todo un honor poder hablar de mis inicios en la literatura que más amo.
Siempre viví fascinado por la ciencia ficción, desde que era niño y pude disfrutar de “Encuentros en la Tercera Fase” y leer tebeos de esa temática. Siempre llevaban la etiqueta CiFi, que para mí casi poseía connotaciones mágicas, por lo que empecé a escribir cuentos de ese género con apenas diez años. Pero no fue hasta el 2012 cuando publiqué “Metanoia”, una distopía sobre paradojas temporales, cuando me comenzaron a identificar como escritor de CiFi. “Metanoia” fue mi segunda novela, y desde el primer día tuve que escuchar que me había sumergido en un género muy minoritario, argumento que, lejos de desanimarme, me convenció de cultivar unas narraciones que hablasen del futuro o de pasados alternativos, una literatura de ideas entretenida y alejada de la realidad. Aquella novela ganó el premio Éride ’13 y me ayudó a seguir escribiendo y sentirme más comprometido con lo que suponía, aceptar los riesgos y desafíos. Siempre dije que no me consideraba escritor de género, y que escribiría aquello que necesitase relatar, aunque desde entonces sigo disfrutando de la ciencia ficción como desde el primer día, y los lectores me siguen pidiendo que construya tramas ambientadas en escenarios fantásticos.
¿Cuáles fueron los escritores y obras que influenciaron tu escritura? ¿Por qué?
Quisiera destacar en primer lugar a Ray Bradbury por su estilo tan personal y tan próximo a la prosa poética, por su calidad literaria y por la crítica que infería del argumento de sus novelas. Leer en la adolescencia “Crónicas marcianas” me marcó por su forma de redactar y por la metáfora de la colonización de América. Jamás una crítica al colonialismo se había construido de una manera tan elegante. Con solo quince años me dediqué a devorar las obras de Asimov, uno de los escritores que más admirábamos, y sobre todo “El fin de la eternidad”, que hizo soñar a toda una generación. También, a raíz del cómic de “El Planeta de los Simios”, pude disfrutar del libro de Pierre Bouille, que me deslumbró por sus enseñanzas y por invitarnos a empatizar con los “derechos” de otros animales, mostrándonos lo que sucedería si nos tratasen como nosotros les tratamos a ellos, así como el impactante hecho de descubrir que aquel planeta, no era otro más que el nuestro, después de miles de años.
Tampoco puedo olvidar los clásicos, como H.G. Wells y Jules Verne, de cuyas aventuras soñé despierto viajes interplanetarios, y me ayudaron a entrever que, enmascarando historias de acción e intriga trepidantes, también se ocultaba la crítica social, el cuestionar normas, el desenmascarar lo establecido. Comprendí hace muchos años, que la ciencia ficción era una forma de entretenimiento, reflexión y provocación. En definitiva, una literatura que me influyó de forma determinante y decisiva.

Tuve el privilegio leer tu novela “Cuando se extinga la luz”, que publicó en una bella edición Ediciones Huso. Lo primero que se me cruza en la mente es la sentencia de Diana Chaviano en su prólogo, que menciona: “Distopías para salvar el mundo”. ¿Crees que tu historia salva nuestro mundo? ¿Por qué?
La ciencia ficción siempre es una literatura de advertencia que busca prevenir, invitar a la reflexión sobre las consecuencias futuras de nuestras decisiones presentes. Planteé la posibilidad de una sociedad ginocéntrica, dominada y gobernada por mujeres, en las que se replicaban las mismas injusticias y la estratificación social de nuestro mundo. Se trataba de invitar a los hombres que aún creen en el patriarcado, de que pudieran comprobar cómo sería el mundo justo al revés, para que empatizasen con el otro género y con la necesidad de cambiarlo todo, y la enseñanza de que, sin igualdad de oportunidades, sin igualdad de derechos y deberes, nunca habrá justicia social. Que lo que salvará nuestro mundo será el empoderamiento de las mujeres y la igualdad de derechos y deberes, una sociedad basada en la igualdad. Por eso el maravilloso prólogo de Daína Chaviano dio en el clavo.
En tu novela presentas una ucronía steampunk, donde las mujeres gobiernan el planeta y son la clase dominante, en mundo de tecnologías de vapor. Desde mi punto de vista, la ciencia ficción plantea críticas sociales. Tenemos algunos ejemplos como “Un mundo feliz” de Huxley. ¿Crees que reflejas el momento contemporáneo del movimiento feminista mundial?
Los últimos dos años ha habido un despertar de la conciencia. El pensamiento progresista ha dado alas a los movimientos pacifistas, ecologistas y feministas, una respuesta al conservadurismo de las clases opulentas que se sienten amenazados por cualquier atisbo de cambio. Y no deben tener miedo, porque es necesario el avance de las tesis ecologistas y feministas para humanizar el mundo, para crear un nuevo humanismo que nos ayude a vivir en condiciones dignas, que devuelva la dignidad a amplios sectores de la sociedad. Estamos en un momento apasionante de cambio y mi novela no es ajena a ello. Deseaba aportar mi granito de arena al cambio social, construyendo una fábula que fuese la imagen especular de nuestro mundo invertido para cuestionarlo absolutamente todo.
En tu novela, la protagonista principal es Milena, una mujer hecha para el servicio y cumplir cada una de las órdenes que le plantea el status quo, luego, en las páginas finales saca toda su violencia. Considero que evidencias un problema social, el caso de la rebeldía de ciertas mujeres que durante muchos años fueron minimizadas por sus parejas. ¿Estás de acuerdo en mi consideración? ¿Por qué?
En mi opinión, las personas no nos conocemos suficientemente, y somos capaces de actuar como no nos imaginaríamos en situaciones límite. No estamos educados para momentos extremos, ocasiones en las que hay que reaccionar por puro instinto, sin pensarlo, sin racionalizarlo, de manera visceral para salvar la vida o salvar a otros seres queridos. Nos sorprenderíamos viéndonos a nosotros mismos actuando en momentos así. Lo que he hecho es colocar a Milena en una situación adversa, en un mundo hostil, dejando que se desenvolviera en el dolor, en la tragedia más cruel, y comprender que el deseo de venganza a veces es mucho más poderoso que el de justicia. No es muy descabellado imaginarse que Milena explote y anhele la venganza, es un sentimiento muy humano, da igual el género al que pertenezcamos, no somos diferentes los hombres y las mujeres si nos fuerzan a vivir en lugares como los que describo en “Cuando se extinga la luz”. Las interpretaciones psicológicas que realicemos de su proceder y de los dilemas que despierta, están muy alejados de la ética del bien y del mal, es una reacción instintiva, de pura supervivencia.
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Tu novela me pareció que tuvo influencia del cine de ciencia ficción. ¿Qué opinas de esto? ¿Cuáles son tus referentes cinematográficos?
Soy un apasionado del cine y de la capacidad de lo visual para reflejar lo que los escritores describimos en páginas y páginas. La películas siempre se han basado en novelas, y en la actualidad, la literatura intenta ser lo más visual posible, que la imaginación nos permita vivirla como si de una película se tratase, como si deseásemos ponérselo fácil a un director de cine. Podría decir que uno de mis referentes cinematográficos ha sido Steven Spielberg por su exquisita sensibilidad en todos los asuntos que inmortaliza en la gran pantalla. De niño salí fascinado al ver ET, y años después, confirmé mi pasión por su delicadeza al aproximarse a lo humano con filmes como IA o Regreso al futuro. Se trata de una ciencia ficción social y humana, cercana y sensible que despierta la ternura construyendo personajes inolvidables. Reconozco que me ha influido en el tratamiento psicológico de los personajes que creo.
En las novelas de ciencia ficción siempre hay tecnologías que alteran las sociedades que se describe. ¿Cuál es la tecnología que cambia la sociedad de mujeres que perfilas? ¿Por qué?
Decidí construir una ambientación retrofuturista con la tecnología del vapor desarrollada hasta la época actual. En la novela hay autómatas, dirigibles, globos aerostáticos y un mundo en el que lo digital fracasó y siguió todo en analógico. Se trata de una inspiración victoriana y verniana, muy steampunk. Cambié los escenarios especulando con la posibilidad de que la revolución rusa del 1905 hubiese triunfado a nivel mundial, y cómo sería nuestro mundo actual, sovietizado y sin propiedad privada, en la que la familia como institución ha desaparecido.

Cambiemos de tema. Conozco que la ciencia ficción en España tiene un recorrido interesante. Se me viene a la mente, nombres como Domingo Santos. ¿Cuáles son los referentes esenciales de la Literarura de ciencia ficción en España?
Desde luego Domingo Santos es el principal referente, y su gran libro “Gabriel”, un clásico que todo aficionado al género debería disfrutar. Podríamos añadir otros grandes escritores como Pascual Enguídanos, Carlos Sáiz Cidoncha o Javier Redal. En cuanto a obras, contamos con un clásico que ha atravesado fronteras, como “Mecanoscrito de Segundo Origen”, de Manuel de Pedrolo. Una distopía escrita en lengua catalana en 1974 que se ha convertido en la novela más representativa de la ciencia ficción en mi país.
Conozco que eres vicepresidente de la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror. Nos puedes contar brevemente, ¿cuál es el estado de la literatura de la ciencia ficción en España?
La ciencia ficción siempre está en permanente ebullición, en transformación continua. Hemos recorrido nuestra particular travesía por el desierto, y a pesar de que carecemos de una tradición decimonónica como el mundo francés o anglosajón, desde el siglo XXI se ha diversificado la ciencia ficción española, cultivando todos los subgéneros y publicando en editoriales especializadas que cada vez poseen mejor distribución y que comienzan a encontrarse en las mejores librerías, como Apache Libros, Nowevolution, El Transbordador o Dilantando Mentes, entre otras. El panorama está cambiando y se percibe bastante esperanzador, pero dependerá de nuestra capacidad por seguir trabajando y ofreciendo al lector nuestra mejor imaginación para atraer a un público cada vez mayor, y no conformarnos con el fandom, muy limitado, endogámico y castrado con un canon que no le permite ver más allá. Estoy convencido de que todo depende de nosotros y de nuestra apertura a la sociedad y al lector latinoamericano.
Para finalizar, ¿Crees que la ciencia ficción puede advertir el futuro, cuando el futuro cada vez nos queda a la vuelta de la esquina?
Por supuesto, la ciencia ficción siempre va un paso por delante de la sociedad, siempre intenta vislumbrar el mañana anticipándose a los descubrimientos y cambios sociales, siempre es la vanguardia de las tendencias culturales, y desde una visión crítica y reflexiva. La ciencia ficción es necesaria para repensar el devenir de los cambios, para comprender que todo tiene consecuencias. Por eso la ciencia ficción se divide en tantos subgéneros, como las distopías o utopías, las aventuras espaciales, el greenpunk, el retrofuturismo, el transhumanismo, los viajes en el tiempo, el ciberpunk, la IA y un largo etcétera, porque trata de desentrañar todos los aspectos de la vida y especular, jugar con sus elementos desde aspectos tecnológicos o humanistas. La CiFi advierte del mañana que podemos escoger, de las opciones que nos quedan y de la fugacidad del destino.
Termino la conversación con mucha esperanza por la ciencia ficción y despejo mis dudas sobre su novela “Cuando se extinga la luz”.
Considero que la escritura de Dioni Arroyo se balancea entre lo clásico y lo moderno. Mantiene un ritmo suave con un adecuado sumistro de información. Como toda buena ciencia ficción, “Cuando se extinga la luz” nos permite reflexionar sobre los problemas que enfrenta la sociedad, lo que en muchas ocasiones las personas somos piezas de los planes secretos del poder y necesitamos rebelarnos.
Cristián Londoño Proaño
Al final, reitero lo que siempre he pensado de la tarea de nosotros los escritores de ciencia ficción, que nuestros libros de ciencia ficción son crítica social, que permite que el lector reflexione sobre el presente, el pasado y el futuro.
Foto: Dioni Arroyo / Ediciones Huso.
Cristián Londoño Proaño

Quito, 1973. Escritor, guionista, productor y realizador audiovisual, y editor y director de la revista digital “Teoría Ómicron”. Inventó y desarrolló el concepto de la novela de fantasía andina. Publicó las novelas “Misión Antares” (2019), “El retorno de La Luz” (2018); Doce Horas” (2016), ”Underbreak” (2015), “El Tiempo Muerto” (2015), “Los Improductivos” (2014) y “El Instinto de la Luz” (2011). Publicó los poemarios: “Desojare” y “Luna de Solitarios”. Obtuvo los premios: I Bienal de Joven Poesía Ecuatoriana Jorge Carrera Andrade, el primer premio del V Festival al aire libre del Municipio de Guayaquil y una beca del fondo de fomento a la producción artística del Ministerio de Cultura del Ecuador. Escribió y dirigió las obras de teatro: “Amantes azules” y “Los Cirios Negros”. Escribió, dirigió y produjo varios documentales y series documentales como: “Jorge Enrique Adoum: el poeta desenterrado”, “La Belleza de Sentir” , “Arte de Sentir” y “Literamanía”.
Web oficial
www.cristianlondonoproano.com
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2 thoughts on “HABLANDO CON OMICRONIANOS: Dioni Arroyo, ciencia ficción para salvar el mundo.”
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