Teoría Ómicron

Revista de ciencia ficción y fantasía

HABLANDO CON OMICRONIANOS: Richard Cedeño en clave de ciencia ficción

Joe Millojara entrevista al escritor Richard Cedeño sobre su libro "Ladrón de ilusiones".

Por Joe Millojara

¿Quién es Richard Cedeño Menéndez y cómo definirías tu estilo literario?

Soy un novelista, escritor, poeta, admirador de las obras de Wells, Asimov, Philip K.D, y Greg Egan; fan de la divulgación científica de Feynman, Sagan, Greene, Kaku y Richard Dawkins; coleccionista del universo DC y asiduo veedor de series y películas de ciencia ficción y tramas que narren crisis existenciales. Soy una persona cordial que lleva a cuestas la filosofía y la ciencia como herramientas, para lidiar con la propuesta de Albert Camus. Mis obras, creo yo, están consideradas en el realismo fantástico y la ciencia ficción, la narrativa que empleo tiene ciertas figuras retóricas que adornan el suspenso o la abstracción de los protagonistas. En la narración retrospectiva por lo general utilizo el flashback, pero hay historias donde me gusta alterar el orden cronológico para mantener la expectativa en la trama. Quizás Ladrón de ilusiones no tiene raccontos o relatos largos del pasado por el hecho de estar narrada en primera persona, pero sí cuenta con algunos flashbacks que le explican al lector la naturaleza de los protagonistas.

“La existencia es la suma de las contradicciones”, ¿a qué viene esta frase?


La frase como tal se me ocurrió de un momento a otro, cuando contemplé la portada de Ladrón de ilusiones (antes de su publicación). Sin embargo, esta singular observación tiene mucho contenido desde la perspectiva de la percepción. Quizás y solo estoy parafraseando la famosa frase de René Descartes “Cogito ergo sum”, pero la percepción que tenemos de la realidad aún no es satisfactoria para la ciencia y menos para la consciencia inquieta de un novelista. El constructo mental y las creencias podrían dar una idea más clara para intuir esta frase con epistemología paracientífica, no obstante, suelo siempre mantener el ancla en las observaciones propiamente científicas para partir desde ahí a las posibles historias que podrían darse como interesantes, de hecho, esta observación “la existencia es la suma de las contradicciones” parte de conocer el camino de la luz después que entra por los ojos.

La novela Ladrón de ilusiones hace uso de la ciencia ficción, del erotismo y se enmarca dentro del género policial, ¿cómo ves la acogida de estos géneros y la amalgama de los mismos en los tiempos actuales?


Casi siempre las novelas toman protagonismo por las crisis sociales o tendencias que repercuten en la población mundial, es el hecho de la novela policiaca, considerada también como novela negra, la cual tuvo su auge en la segunda mitad del siglo XIX época en que la población se multiplicaba y los crímenes pasan a ser hechos aislados. Ese mismo temor o incertidumbre caracteriza el interés hacia los relatos del género de la ciencia ficción. Si bien Julio Verne y Wells se adelantaron a su época el auge de las historias futurísticas y distópicas vino de la mano de Huxley, Orwell y Asimov en todo el ambiente de la segunda guerra mundial y la guerra fría. La computación trajo luego el cyberpunk y por consiguiente toda la revolución de las paradojas temporales. El erotismo sin embargo se ha calado sutilmente desde el siglo pasado y aunque fue muy polémico en sus inicios ahora tiene gran aceptación y el interés de las productoras de cine que ya ha adaptado novelas de este tipo. El interés en estos tres géneros irá en aumento porque va de la mano con el desarrollo de nuestra cultura.

¿En qué se inspira Richard Cedeño para escribir este tipo de historias?


Es un coctel de sensaciones. El impulso por comunicar lo que siento, el gusto por crear, la particular manera de verme abstraído ante lo que no tiene explicación y el anhelo de encontrar una respuesta en mis cuentos, me lleva a embarcarme sobre aguas desconocidas, para dar con el cisne negro, el santo grial de la decoherencia observada en la física; algo así como buscar la fuente o la protorealidad en palabras más sencillas.


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Se dice que todo escritor parte de un hecho real para empezar su obra. ¿Sucede esto en tu novela?

Ladrón de ilusiones se desarrolla en las ciudades de Ecuador, los personajes son personas comunes y la parte surrealista se desarrolla en el propio lector que al final decide en aceptar esa historia como real o como una fantasía más.

Ladrón de ilusiones se narra en prosa y en algunos pasajes en verso, coméntanos sobre este estilo poco convencional e interesante.

Antes de escribir Ladrón de ilusiones ya estaba decidido que iría a ser una novela de romanticismo erótico, pero en el proceso no solo emergió la perspectiva existencialista que yace de fondo, sino que además la misma trama me empujaba a buscar eufemismos en las partes más polémicas que terminaron creando cuartetos con la consecuente alteración de las palabras para lograr la rima deseada.

Una de las características de la novela contemporánea es que utiliza un lenguaje directo, libre de tabúes, ¿crees que le otorga mayor realismo a las acciones que se narran?


Los modismos siempre son un buen recurso para vincular al lector, quizás hay veces que esto no llega a ser cómodo para él, por ello más que el lenguaje propio de los personajes debe prevalecer el sentido de la expresión. Se suele narrar casi siempre de manera abierta y las editoriales encuentran en este estilo un artefacto de gran entretenimiento; la novela negra por ejemplo, ofrece efectos especiales de misterio, crimen, sangre, sexo, morbo, y encima, en muchos casos, basadas en historias reales.

Qué nos puedes decir de esta contradicción de la vida y que tu libro la recoge: “Lo que se ve por fuera, está muy alejado de lo que realmente existe en el interior”.


El córtex prefrontal es el filtro de nuestras emociones, es muy cierto que la mayor parte del tiempo no nos expresamos como queremos, sin embargo hay momentos que le cambian la vida a las personas, aquí podría evocar al novelista Alan Moore en su manera de describir a Batman y al Jóker como el resultado de un mal día.

Escribir un libro es el sueño de pocos y la imposibilidad de muchos. ¿Qué les dirías a los nóveles escritores para que nadie les robe sus ilusiones de escribir y publicar?


Al contestar la primera pregunta pude parecer redundante, pero hay que saber diferenciar al escritor del novelista. Podemos empezar teniendo el deseo de plasmar nuestras ideas, las ganas de ver nuestras novelas expuestas en una librería y llegar incluso a ser acogidas por la crítica hasta ser adaptadas a la pantalla gigante y eso es bueno, pero lo que nos hará llegar a esos lugares es la pasión y la devoción de creer en lo que hacemos, pero la transformación del entusiasta al verdadero artista solo depende ti, los recursos literarios están ahí, tómalos y desarrolla tus ideas hasta convertirla en una gran obra que brillará con luz propia.

¿Cómo analizas el panorama literario actual en nuestro país?


No sé si algún día se verá aquí como se suele apreciar en las películas, escritores asediados por editoriales y empresarios, para remunerarlos y difundir sus obras, sin embargo, sí contamos con buenos escritores, promotores de la cultura y difundidores de talentos. Se suele decir que nuestro país no es consumidor de libros y novelas, pero se está haciendo campaña y espero algún día que esto dé su cosecha.

Foto: Libros duendes / Richard Cedeño

Joe Millojara

Es el seudónimo de Jorge Jaramillo Jiménez, nacido en Quito y radicado la mayor parte de su vida en Lago Agrio, provincia de Sucumbíos. Millojara se desempeña como docente de Lengua y Literatura. Entre sus publicaciones se encuentran el poemario Huida necesaria (2016) con la coautoría de Alejandro Romé, la novela Piedras y espinas (2018), y el libro de cuentos Relatos de la urbe (2019). Su más reciente trabajo es Arcoíris (Libros Duendes-2020), una novela basada en una historia real. 


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