Por Cristián Londoño Proaño
El autor de ciencia ficción no es un adivino que lee el futuro, es más bien como un profeta que mira con los ojos de un dios sabio, que denuncia lo que está pasando y anticipa las cosas que podrían pasar.
María Alejandra Almeida
La primera imagen que tengo de los libros de María Alejandra Almeida es un grupo de muchachos escabulléndose en una vieja hacienda de la Sierra Ecuatoriana a punto de descubrir secretos mágicos. Así de emocionantes suelen ser los relatos de esta joven escritora ecuatoriana. Ella ha sido ganadora del Premio Darío Guevara Mayorga 2018 por su novela «La Esfera Dorada», y ha sido finalista del Concurso Internacional de Literatura Infantil Libresa. Es una joven escritora de ciencia ficción y fantasía que se abre paso con su propia voz, y sus propias imaginaciones. Ha escrito relatos de ciencia ficción y fantasía para niños y jóvenes.
Desde la primera novela que leí «La habitación secreta» hasta la última novela «Aventura en Cueva-Oscura», María Alejandra Almeida conoce el oficio del escritor, sabe seducir con sus aventuras fantásticas y nos atrapa en mundos llenos de autenticidad e imaginación.
En esta ocasión me acerqué para hablar con la autora de «La Esfera Dorada». Aquí nuestra conversación:

¿Cuáles fueron tus inicios en la ciencia ficción y la fantasía?
¡Los libros y las películas que disfruté de niña! ¡Rebozaban fantasía y ciencia ficción!
Recuerdo que, cuando todavía se usaba el VHS, mi papá alquiló el Episodio I de Star Wars y lo vimos juntos. Prácticamente lo obligué a que consiguiera la primera trilogía, de la que me volví fan desde ese entonces. También recuerdo que, cuanto tenía 11 años, estando de vacaciones en un campamento en Mindo, proyectaron El viaje de Chihiro, una de las películas más increíbles que he visto, la cual reforzó mi pasión por la animación japonesa.
Ya en mi adolescencia, devoré La historia sin fin (de Michael Ende), la saga de El Señor de los Anillos (de J.R.R Tolkien), Harry Potter (de J.K. Rowling) y la trilogía de La Fundación (de Isaac Asimov).
Y, hoy en día, todo lo relacionado con ambos géneros están en mi cotidianidad: libros, películas y anime de ciencia ficción y fantasía son los primeros en mi lista.
En esos inicios, ¿qué te motivó a escribir narrativa de fantasía y ciencia ficción?
Creo que, desde esos inicios, elegí ambos géneros sin una premeditación especial, guiada por los libros que más disfrutaba leer y por mis películas favoritas.
Cuando reviso los cuentos y manuscritos de mi niñez y adolescencia (que todavía conservo), compruebo que la fantasía y la ciencia ficción siempre están presentes. ¡En todos ellos!
Escribir historias con temáticas fantásticas y de ciencia ficción me hacía muy feliz y ahora, años más tarde, sigo eligiéndolas por la misma razón. ¡Me siguen haciendo muy feliz!

En tus historias hay una magnifica vocación a la aventura, un buen ejemplo es tu reciente novela “Aventura en Cueva-Oscura”, podría explicarnos los motivos de esta situación.
La aventura es un género que me mueve mucho, sobre todo porque la realidad se puede envolver en un halo de fantasía. Pienso en la vida como un escenario en el que todos vivimos una aventura y estamos llamados a convertirnos en los héroes de nuestra propia historia. Y en mis novelas de aventura, cada una de las vicisitudes, aparentemente fantásticas, es un reflejo de la vida cotidiana. Me encanta poder mostrarles a los lectores cómo un personaje que ya ha superado su ordalía puede alcanzar la meta para la que estaba destinado. Creo que eso genera esperanza.

En tu novela “La habitación secreta” hay un sentido de investigar y descubrir, ¿esta fue tu intención? ¿Podrías explicarnos?
Sí, claro. La habitación secreta guarda un sentido de búsqueda, de curiosidad, una necesidad profunda de los personajes por ir más allá de su cotidianidad. Carlos y Sara son sumamente curiosos y logran encontrar algo que nadie más ve: el corazón y el amor que un hombre ha guardado por muchos años. Y quería contar esto, porque quiero invitar a los niños, niñas y adolescentes a no perder nunca su curiosidad, a ir más allá y a darse la oportunidad de abrir habitaciones secretas y descubrir el corazón de quienes los rodean.
En tus historias, la fantasía fue un papel importante en los contextos y tus personajes, ¿lo haces con intención? ¿Podrías explicarnos?
Me fascina escribir historias de fantasía, porque el género me da la libertad para contar cosas que, de otra forma, no podría. En las novelas de fantasía que he publicado (La esfera dorada, Tizón, Aventura en Cueva-Oscura y El pez más feo del mundo), el género elegido es un recurso indispensable para no atar las historias a una realidad en donde se deben seguir ciertas reglas para que sea verosímil. Con la fantasía se puede rebasar esos límites y la verosimilitud se construye a partir del fundamento que el autor cree para cada historia.
Tus historias son dirigidas al público infantil y juvenil, ¿qué significa escribir ciencia ficción y fantasía para este público?
Significa que en tus manos está la construcción del camino lector de un niño o adolescente. Que puedes llevarlos a mundos distintos y despertar en ellos el amor por las palabras, por los libros. Las primeras historias en las que me adentré cuando era niña hicieron eso conmigo, me hicieron amar la posibilidad de vivir mil vidas y conocer universos donde hasta lo imposible podía suceder.
Siempre se piensa que las historias de ciencia ficción y fantasía son sólo para niños y jóvenes, ¿crees que es cierto? Explícanos tu respuesta.
Son para todos. De hecho, hay historias de fantasía y ciencia ficción que leí de niña y que, después de regresar a ellas, años después, he reinterpretado de una manera distinta, nueva. Pienso que esa es la fortaleza de una verdadera obra de arte, en cualquier género: convertirse en algo universal, en un elemento que trasmita y despierte pasiones y reflexiones a todos, en cualquier lugar y a cualquier edad.

Cuando escribes ciencia ficción y fantasía para los niños o jóvenes, ¿tienes alguna consideración particular?
Siento la responsabilidad de entregarles una buena historia. Pienso en mí misma, cuando era niña; en la increíble sensación que sentía cuando terminaba una buena historia, esas que, de alguna manera, sabía que no olvidaría jamás. Me gustaría lograr esa misma sensación en mis lectores. Como dijo Neil Gaiman, uno de mis escritores favoritos: “la clave es no olvidar que fuimos niños”.
¿Cuáles han sido tus influencias literarias?
¡La lista es larga! Pero me fascinan de manera especial J.R.R. Tolkien, Charles Dickens, Roald Dahl, Michael Ende, Isaac Asimov, Diane Wayne Jones, Neil Gaiman, Laura Gallego García, y muchos más que olvido mencionar, seguramente.

Conozco que tu otra pasión es la animación japonesa, ¿podrías contarnos sobre tu afición?
¡Soy una verdadera fan del anime! Cuando era niña, no me perdía ni un solo capítulo de InuYasha, Samurai X, Sakura Card Captor, Pokemon, Yu Yu Hakusho, Dragon Ball Z, Neon Genesis Evangelion y Naruto, que en ese entonces pasaban por la televisión. Ya en mi adolescencia y con el internet en auge, pude leer muchos manga de manera online y ver series de anime que disfruto hasta ahora: Death Note, Naruto Shippuden, Full Metal Alchemist, Macross, Kimi Ni Todoke, Clannad, Saikano, Attack on Titan y más, muchas más.
Soy especialmente fan de las películas de Studios Ghibli (¡las he visto todas!). La película El castillo ambulante, dirigida por Hayao Miyazaki, es mi favorita y está basada en la novela de Diane Wayne Jones, que recomiendo mucho.
También me gustan las películas dirigidas por Mamoru Hosoda y toda la filmografía de Makoto Shinkai. Su película Your Name es brillante.
¿La ciencia ficción es el arte del futuro o del presente? Explica tu respuesta.
¡De ambos! La ciencia ficción nos permite mostrar cosas del hoy, cosas que están pasando ahora mismo, mientras hablamos, pero escondidas en medio de avances tecnológicos. Podría decirse que se disimula el “ahora” en los artefactos del “mañana”. El autor de ciencia ficción no es un adivino que lee el futuro, es más bien como un profeta que mira con los ojos de un dios sabio, que denuncia lo que está pasando y anticipa las cosas que podrían pasar.
Termino la entrevista con una de las jóvenes talentosas escritoras ecuatorianas que, estoy seguro, en los siguientes años nos entregará obras maravillosas de ciencia ficción y fantasía para el público infantil y juvenil.
Foto: María Alejandra Almeida
Cristián Londoño Proaño

Quito, 1973. Escritor, guionista, productor y realizador audiovisual, y editor y director de la revista digital “Teoría Ómicron”. Inventó y desarrolló el concepto de la novela de fantasía andina. Publicó las novelas “Misión Antares” (2019), “El retorno de La Luz” (2018); Doce Horas” (2016), ”Underbreak” (2015), “El Tiempo Muerto” (2015), “Los Improductivos” (2014) y “El Instinto de la Luz” (2011). Publicó los poemarios: “Desojare” y “Luna de Solitarios”. Obtuvo los premios: I Bienal de Joven Poesía Ecuatoriana Jorge Carrera Andrade, el primer premio del V Festival al aire libre del Municipio de Guayaquil y una beca del fondo de fomento a la producción artística del Ministerio de Cultura del Ecuador. Escribió y dirigió las obras de teatro: “Amantes azules” y “Los Cirios Negros”. Escribió, dirigió y produjo varios documentales y series documentales como: “Jorge Enrique Adoum: el poeta desenterrado”, “La Belleza de Sentir” , “Arte de Sentir” y “Literamanía”.
Web oficial
www.cristianlondonoproano.com
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1 thought on “HABLANDO CON OMICRONIANOS: María Alejandra Almeida, aventuras fantásticas.”
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