Por José Hernández
El género de vampiros en Chile, tomando solo las novelas largas o cortas, tiene su primer título, al menos dentro de mi conocimiento, en la obra de Rebecca San Román, “Sinfonía Eterna”. La obra fue publicada en el año 2009, cuando las primeras de Stephanie Meier se masificaban y obtenían popularidad.
Otra obra relacionada con entes succionadores de energía es “Tras esos Muros” (2005) de Carolina Yankovic, más bien como una referencia hacia la masacre sufrida por los pueblos aborígenes del extremo sur de Chile por las primeras colonias europeas, bajo el amparo del Gobierno de Chile del siglo XIX, en la necesidad de rentabilizar la zona.
Unos años después, nuevamente una pluma femenina, Carolina Alday, psicóloga y Master practitioner en Programación Neurolingüística con Especialización en Hipnosis y Estados de Trance publicó en 2010 por medio de Editorial Forja el libro “Los descubrimientos de Harry Hatcher”. Este libro, de aproximadamente 110 páginas, es uno de los que se tiene mayor dificultad para ser encontrado.
El libro está dividido en dos partes. La primera está estructurada en forma de diario íntimo, escrito por una niña que pertenece a un monasterio medieval, María Magdalena. La segunda parte se presenta como una entrevista que rápidamente se va transformando en forma de diario íntimo, esta vez de quien se hace llamar Lucía Borgia, una vampira súbdita de la ya milenaria María Magdalena y que investiga la vida de la matriarca en nuestra época.
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La primera parte es una maravilla. La manera en que se presenta a María Magdalena, por medio de lo que escribe en su diario de vida, la hace parecer de manera perfecta como una pequeña con la inocencia correspondiente a su edad y su situación socioeconómica en medio de la Iberia Medieval.
La lógica que ella ocupa es muy infantil, así como la manera en que constantemente hace referencia hacia su fe y el encuentro con este angelical hombre, Francisco. Asímismo, esta lógica es contundente al momento de plantearse situaciones que requieren análisis teológicos de mediano nivel, obteniendo con ello una inteligencia evidente en una niña que no pierde la inocencia dentro de la moral.
Finalmente, solo me he dado cuenta de una cosa: para querer y ser queridos solo hace falta sinceridad, y saber que a veces tendrás que ceder. Porque nadie es perfecto y siempre habrá algo que tendremos que aguantar y que tendrán que aguantarnos. Y solo Dios puede esperar que lo amemos y lo aguantaremos sin pedirle que cambie, porque solo Él es perfecto (página 42).
Hace enfoque a la inocencia porque el paso de humana a vampira ocurre al mismo tiempo en que ella se pasa de niña a adolescente. De esta manera, Alday cumple con las expectativas y la transformación de personalidad es sumamente sólida, a pesar de que es influida por los pensamientos de Sor Catalina, su protectora y abadesa del monasterio.
Fuera de algunos pequeños errores de tipo histórico, la obra de Carolina Alday está muy bien escrita y perfectamente editada.

En la segunda parte del libro, las entrevistas se enfocan a la visión cercana de los hechos relatados por María Magdalena, pero a través de la experiencia de los otros personajes: Francisco de Aragón, Fernando y Catalina, todos los cuales viven en el tiempo actual, en condiciones clásicas de vampiros, a excepción de la vulnerabilidad mortal frente a la luz del sol.
Durante toda la obra, María Magdalena mantiene una disputa con el pensamiento de sus superiores. La disputa se relaciona con su naturaleza y el objetivo de sus vidas como vampiros. A pesar de que en algunos momentos todos parecen estar de acuerdo con que están condenados, en ciertos puntos, amparados en el pensamiento religioso católico, hay una interpretación de que sus eternas vidas son virtudes que Dios les da para que puedan ejercer la orientación de las demás personas hacia el camino de los Cielos. En la mayoría de las ocasiones, María Magdalena piensa en la naturaleza del vampiro como una forma de utilidad que Dios le ha dado para mandar a más almas al cielo, más que pensar en que se encuentran en la cima de la cadena alimenticia. Para la protagonista, Dios le dio esa capacidad y en ningún momento pertenecen a una naturaleza diabólica, que es al que se acostumbra a asociar cuando se habla de vampiros. En palabras de Francisco, una utilidad católica al vampirismo se puede reducir a esto:
Y porque sin las barreras del tiempo ni la mortalidad podréis servir y alabar a Dios como ningún mortal, llevando cada vez más almas a su Reino (página 56).
La manera en que el libro desliga la visión demoníaca de la naturaleza vampírica es genial.
Si bien es cierto, la cercanía histórica es un pequeño detalle, que no deja de existir, la perfección narrativa de la obra deja una sensación satisfactoria para el lector que no solo busca una historia de vampiros, sino una bien contada.
No queda otra forma que investigar sobre el libro y encontrar algunos ejemplares con tal dificultad que de encontrar a un vampiro en la vida real se tratase.
COLABORACIÓN DE LDP MAGAZINE
Publicado originalmente en LDP Magazine No. 51. La versión actual fue editado por Teoría Omicron.
Foto: Editorial Forja
José Hernández Ibarra

Santiago, Chile. Se ha dedicado a la investigación de la literatura fantástica chilena desde que realizó su tesis universitaria para optar al grado de Profesor de Historia y Ciencias Sociales.
Ha fundado organizaciones como Fantástica Chile y Fantástica sin Fronteras. Actualmente forma parte del equipo de la revista digital LDP Magazine y de la Asociación de Literatura de Ciencia Ficción y Fantástica Chile (ALCiFF) en la cual colabora para el Blog El Continuo Cronn.
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1 thought on “REPORTE ÓMICRON: Descubriendo un gran relato de vampiros.”
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