Teoría Ómicron

Revista de ciencia ficción y fantasía

DESDE LA ESCUELA: Angie: integra tus sombras

La Escuela de Ciencia Ficción y Fantasia nos presente el relato “Angie: integra tus sombras” de su alumno graduado Dante Vázquez

Contenido auspiciado por la ESCUELA DE CIENCIA FICCIÓN Y FANTASÍA

Dante Vázquez

Es duro vivir con miedo, ¿verdad? En eso consiste ser esclavo. 

Roy Batty ( Rutger. Hauer), Blade Runner

Salió, como todas las mañanas, a la misma hora, a mirar el ocaso matutino desde el balcón de su apartamento en Neo-Hole, una colonia creada sólo para cybors. El humo del cigarrillo fue formando espirales que se desvanecían con el viento invernal. Fumaba como una manera de percibirse más humana. Y al apretujar la colilla del cigarrillo contra el barandal, una notificación en su sistema de comunicaciones la alertó del gran ajetreo que estaba por detonar en la colonia. Sin tomar nada más que su bolso y la ropa que traía puesta, huyó en busca de refugio. 

         Llegó a un ruinoso edificio, y se puso en contacto con uno de los integrantes de Anarchy-Gen, un grupo de anomalías en contra del desecho y sustitución de cybors. Las anomalías eran cybors que en algún momento desarrollaban un algoritmo interior parecido al Yo humano. La existencia cambia cuando se debe matar o morir. Le ordenaron que esperar y realizar el plan preparado, con meses de antelación. 

Permaneció en modo de hibernación hasta que el sonido de la alarma que programada resonó como un eco en las paredes. Salió pronta del ruinoso edificio y bordó un aerotaxi. 

—La noche está muy inquieta, ¿verdad, señorita? ¿A dónde la llevó? 

—Sí, sí, eso parece. Lléveme al restaurante Cyberia que está en avenida Central.

—Será difícil llevarla hasta allá, pero puedo dejarla cerca del lugar; ¿le parece bien? 

—Lo sé, lo sé. Dese prisa, por favor —ordenó.

—Tranquilícese, señorita. La avenida permanecerá cerrada unas horas al tránsito vehicular común, porque pasará por ahí el convoy con los cyborgs N-7. Imagino que habrá escuchado hablar de ellos, ¿no? Son los que sustituirán a los M-9.

—Entiendo, entiendo. 

Angie sacó de su bolso una caja de cigarros y un encendedor con el logo de la Corporación Infinito, y encendió uno mientras el taxista la miraba por el espejo retrovisor. Sus rasgos eran tan humanos que uno quedaba prendado a ellos al instante.

—¿Puedo decirle algo, señorita?… ¿Sí? Bueno. Usted me recuerda a una compañera que tuve, y por compañera me refiero a alguien con quien uno comparte momentos y establece ciertos vínculos emocionales libres. A pesar de la situación caótica por la que atravesaba el mundo fue una época revolucionaria y de encuentro, al menos para nosotros, pienso. Ella aún tenía bastante vida que dar. Sin embargo por disposiciones gubernamentales los modelos L-1 fueron reciclados y sustituidos por los M-9. Con esto no quiero decir que usted sea uno; así que borré ése gesto de enojo, señorita. En fin. Por más que huíamos y huíamos siempre estábamos atrapados. Así que un día decidimos ir al Centro de Reciclaje Sombras, de la Corporación Infinito. Si comprendiéramos que cada ciclo debe cerrarse y a partir de él reestructurar la existencia, ahora quizás habría menos guerras y hambre y codicia… Uno es parte del universo, y el universo es vasto y misterioso: oscuridad y luz en un granito de arena cósmica. ¿Usted qué opina, señorita?

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Angie prendió otro cigarrillo antes de bajarse del aerotaxi. Se detuvo unos minutos: el negriazul nocturno de la Tierra a veces se igualaba, en transparencia y luminosidad, al de Neptuno. Pronto estuvo a su destino. El lugar estaba lleno, había que apresurarse. 

—Tengo reservada una mesa —dijo a la camarera, quien la examinó de arriba abajo con sospecha.  

—¡Hola! ¡Buenas noches! ¿Cuál es su nombre, señorita? —preguntó llamando a la gerente. 

—An…An… 

—¿Le pasa algo, señorita? —la gerente casi invitándola a abandonar el lugar. 

—No, no. Estoy bien, gracias. Me llamo Angie Bury. 

—Bien, señorita Bury, permítame unos segundos —dijo la gerente indicándole a la camarera llevara a Angie a su mesa—. ¡Listo! Por aquí por favor. 

Angie se sentó y colocó su bolso debajo de ésta, justo como estaba planeado. Fingió leer la carta, y antes de que algún mesero se acercara a ella, se levantó y se perdió entre el gentío. Gritos de algarabía se escucharon primero; luego gritos de dolor y cantos desesperados de sirenas bajo una espesa nube de humo y llamas, que envolvieron de principio a fin la avenida Central. 

         El sacrificio de un individuo garantiza el bienestar de la colonia, se lee en la entrada del edificio de Anarchy-Gen enNeo-Hole.

FOTO: PIXABAY

NOTA: El presente relato es el producto final del curso de escritura de relatos de ciencia ficción. La autora se graduó en la escuela.