Por Víctor Muñoz Michorena
[ADVERTENCIA]: RUTA ACTUAL PASA POR SUPERFICIE
Leona Bardock ignoro el mensaje en color naranja neón, la advertencia cubría el interior del cristal, parpadeaba lentamente tratando de llamar su atención, el vehículo continuaba su ruta actual por los túneles subterráneos con dirección a una rampa que la llevaría a los caminos exteriores, su vehículo actual podía pasar por la superficie sin problema aunque no era esa la intención, la prisa no siempre justifica los riesgos que pueda conllevar visitar la superficie, el Centro de Operaciones quedaba a algunos minutos de distancia todavía.
[LLAMADA ENTRANTE]: MENDOZA, ALFREDO
Por un momento pensó en ignorar la llamada, pero no quería generar resistencia ni aspereza antes de atender el evento principal, la música paro, se escuchaba silencio completo en el fondo.
-Bardock, ¿cuánto tiempo más? – Sonó la voz de su jefe dentro de la cabina, hubo un silencio que no fue interrumpido.
[LLAMADA TERMINADA]
Ya tenía suficiente lidiando con todas sus demandas, trabajar turnos extra, vivir dentro de un bunker por días, no tenía mucho fuera de ese lugar, pero no le gustaba estar ahí, le hacía sentir claustrofobia, sumando a eso sus problemas personales no quedaba mucho espacio para descansar y sanar. La música era lo único que le quedaba, aquello que le permitía aislarse de los demás y ser ella, Sentient de Perturbator comenzó a tocar, la advertencia del cristal cambio a un rojo neón fijo.
[ADVERTENCIA]: ENTRANDO A SUPERFICIE
Un enorme portón se abrió rápidamente al fondo, la rampa dio paso a la superficie de California Corporativa, una enorme tormenta de arena estaba azotando lo que alguna vez fue San Diego a vientos superiores de sesenta kilómetros por hora, el vehículo viro rápidamente para tomar la carretera, las llantas perdiendo tracción por un momento lograron fijar la ruta correcta, el anuncio en el cristal comenzó a parpadear rápidamente.
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[ADVERTENCIA]: SUPERFICIE EN RIESGO, REVALIDANDO RUTA
Leona Bardock tomó el volante y suspendió el manejo automático, la ruta por la superficie era mucho más corta que los túneles, mucho menos segura, pero había nacido en ella un deseo de tomar el riesgo, pocas veces lo hacía, pero hoy algo había cambiado, tal vez estaba harta de todo, o simplemente no tenía la intención de dejar que una maquina le dijera que hacer.
Al terminar el sistema automático el volante quedó rígido, observó la consola y confirmó que todo estaba en modo manual, al tratar de girar notó que algo estaba mal con el control y violentamente giro, el volante apenas logró girar antes de que perdiera el control por los vientos que azotaban el vehículo, le costó trabajo recuperar el control y una vez que entendió esta limitación decidió presionar el vehículo al máximo.
Las carreteras estaban vacías, quedaba algo de escombro y arena, a lo lejos podía observar las siluetas de enormes edificios, lo que alguna vez fue San Diego o la Zona Corporativa 6, perdida en la enorme tormenta de un color cobrizo, el sol de un rojo violento iluminaba a medias los alrededores.
En el Centro de Operaciones había llegado una advertencia de las acciones de Leona Bardock, Alfredo Mendoza observaba el mapa y el punto moviéndose erráticamente por la carretera, movió la cabeza de lado a lado mientras observaba otros monitores advirtiéndole de eventos importantes sucediendo.
-Necesitas controlar a tu operador.
La voz le tomó por sorpresa, Alfredo Mendoza estaba en su escritorio sin prestar atención al exterior, en el marco de la puerta de su oficina estaba parado su jefe, el Capitán de División XIV Don Sinclair.
-Su situación se complica.
-Lo entiendo señor, pero en mí no queda, el departamento de psicología ha tomado las acciones necesarias, pero no estamos viendo resultados.
Alfredo Mendoza sintió un frio correr por su espalda mientras se le armaba un nudo en el estómago.
-No es pretexto, encuentre la manera de mantener a su operador en línea o busque otra persona, el Director y la División XIV esperan resultados efectivos, si no puede con el trabajo díganos para buscar a otra persona.
-Si puedo con el trabajo, señor.
Alfredo Mendoza sintió el calor subiendo por su cuerpo a su cuello y cabeza, bajo ligeramente la cabeza mientras observaba el mapa, Leona Bardock había hecho tiempo récord en llegar al estacionamiento, si lo había hecho para molestarlo no le importaba, si tenía la intención de morir en una tormenta de arena se había equivocado en el método, su jefe nunca dejaría que el control manual fuera totalmente manual, no era tan ingenuo. -Mi operador se encuentra en el edificio.
– Arreglen el problema, el Director está esperando en la línea para los permisos necesarios.
-Si señor, comenzaremos inmediatamente.
Tan pronto dijo eso desapareció el Capitán. Alfredo Mendoza salió hacia la entrada del Centro de Operaciones, una bóveda de concreto y acero que se abría únicamente durante ciertos periodos del día o durante situaciones de emergencia, para el caso actual se ameritaba la apertura temprana de la entrada principal.
– ¿Ya entró Bardock a la esclusa? -preguntó al aire, el auricular que se encontraba descansando al lado de su oreja vibro suavemente para indicarle que se había reconectado a la red del Centro de Operaciones y el mensaje había salido exitosamente.
-Si señor, tenemos confirmación de que se encuentra en camino a la esclusa, estamos pasando los códigos de apertura temprana por el sistema.
Alfredo Mendoza movió su cabeza ligeramente de lado a lado mientras suspiraba, tendría que llenar kilos de documentación para justificar eso, la burocracia no había muerto incluso estando el planeta casi muerto.
-Operador en la esclusa, esperamos confirmación del otro lado.
-Tienen mi autorización, comiencen de una vez.
Luces rojas comenzaron a prender y apagarse en los pasillos, dando noticia a todo el personal que la esclusa se había abierto antes de tiempo, guardias armados esperaban en la esclusa para estas situaciones, Alfredo Mendoza dio vuelta por el ultimo pasillo para observar un grupo de seis guardias listos para actuar en caso de que fuera un atentado, mero procedimiento, aunque todos se seguían sintiendo intimidados por más veteranos que fueran.
-Bardock, te necesito en el puente ya.
El auricular de Leona Bardock vibro y recibió el mensaje, apretó los dientes y cerró los ojos tan duro como pudo sin hacerse daño.
-Estoy entrando al Centro de Operaciones, en cuanto termine el procedimiento yo–
-Deja la burocracia de lado, te necesito en el puente inmediatamente, yo me encargo de lo demás.
Leona Bardock quedó sorprendida por la respuesta, su jefe no era quien para decirle que brincara protocolos, alguien muy arriba debía estarle presionando para resolver la situación y eso le estresaba mucho más.
Miró detrás, hacia el otro lado de la esclusa, y se despidió de lo que parecía ser una enorme gorila de lomo plateado, de color purpura neón, vestido con pedazos de tela que le cubrían como si fuera un monje, el enorme gorila tocaba el concreto y la puerta, observaba con curiosidad el interior y los guardias al igual que a ella, por un momento Leona Bardock pensó en decirle que pasara pero ya tenía suficiente estigma sobre ella como para agregar un punto más a la lista, la tolerancia de sus compañeros de trabajo era casi nula al respecto.
-Adiós mundo exterior, nos vemos en algunas horas -mencionó ella mientras la esclusa comenzaba a cerrarse, los guardias se compadecieron de ella, casi todo el personal compartía el mismo sentimiento una vez que entraban.
Leona Bardock hizo camino hacia el Puente, el corazón del Centro de Operaciones, con cuarenta agentes coordinando las operaciones de América, el Pacifico y parte de Asia, las consolas proporcionaban información de los agentes de campo en sus respectivas zonas de operación, al tope se encontraba un enorme medidor en donde el número seis romano se encontraba iluminado.
-Nos encontramos en nivel seis, ¿escalo por la situación de Sendai?
-No, tenemos otra situación en Papúa Nueva Guinea que alzo la barra, lo de Sendai todavía no entra en medición -respondió su jefe, los dos ya estaban próximos a encontrarse.
Leona Bardock avanzó a su estación de trabajo mientras que Alfredo Martinez vigilaba desde la plataforma superior, donde se encontraban los operadores más veteranos de la operación.
-Contacta a tu agente para el estatus de la operación.
Leona Bardock no le dio respuesta, llegó a su estación y comenzó a leer las notas pendientes que tenía, la operación de la que hablaba su jefe no estaba dentro de su plan de trabajo actual, tampoco tenía autorización, tuvo que ingeniárselas para obtener los permisos con otros usuarios de operadores que ya no estaban ahí, los datos que obtuvo seguían sin darle mucha idea de que había pasado, pero recordaba que Flecha Rota tenía que pasar por Sendai en algún momento.
-Operador Leona Bardock, comience su trabajo – repitió su jefe.
Sin perder más el tiempo Leona Bardock contacto a Flecha Rota por diferentes canales hasta que uno de ellos levanto audio, no video.
[LBARDOCK -> AHICKS (CHN COP->FO->COP); AUDIO: Y, VIDEO: N; LATENCY: 1220ms; ERR: LOW HEARTBEAT, LOSS: 19~32%]
– ¿Te tuvieron que sacar de tu agujero? -pregunto Flecha Rota, la entrada de voz tomo cinco segundos.
Leona Bardock trató de esconder una sonrisa que le había causado escuchar su voz, lo único bueno que le había pasado durante el día.
-Tal vez yo vine por mi cuenta, nunca sabes -respondió Leona Bardock tratando de esconder el entusiasmo en su voz.
-De ti lo dudaría, pero quien soy para juzgar tus decisiones.
En el fondo se escuchó un silbido fuerte, paro y nuevamente se repitió.
– ¿Son alarmas de emergencia?
-Tenemos una situación complicada en Sendai, la base perdió electricidad hace tres días y los sistemas de emergencia no cubren todas las defensas de la base, los soldados siguen aquí, casi sin municiones.
– ¿Que causo la falla eléctrica, se puede solucionar?
-No sé, mis conocimientos en eso son muy limitados y el ingeniero encargado de eso está muerto, creo que todos los técnicos están muertos en esta base, el resto de los soldados no tienen los conocimientos para operar la mayoría de los sistemas.
– ¿Podemos evacuar al personal de la base?
-No quieren dejar su puesto, no es como que les quede mucho fuera de este lugar, prefieren morir aquí. Leona Bardock miro las pantallas frente a ella, dentro de la información que percibía encontró un detalle que casi brinca a ella sin tener que verlo.
– ¿El Torero sigue ahí?
-No puede salir de la base, no está autorizado.
-Necesito que levantes un puente con él. Flecha Rota no cuestiono el motivo, tenía un presentimiento macabro de que es lo que se aproximaba, levanto interfaz con la nave Venganza de Adán y levanto el enlace.
-Te buscan maldita basura, División XIV quiere hablar contigo.
El Torero descansaba dentro de la nave, era el lugar más seguro en este momento para resguardarse, su sexto sentido le decía que algo muy malo estaba a punto de pasar.
-Digan -respondió el Torero, cruzado de brazos en su estación dentro de la nave.
– ¿La nave cuenta con armamento nuclear? -la pregunta de Leona Bardock hizo dudar a el Torero, este parpadeo rápidamente mientras pensaba en lo que acababa de escuchar, no sabía si estaba escuchando bien.
-No entiendo, ¿están preguntando si llevo lanzaderas en esta nave o si están cargados los tubos?
-Los tubos, ¿están cargados? -el Torero suspiró, estaba a punto de darse un tiro en el pie-. Si, todos los tubos de esta nave están cargados.
-Necesito autorización para uso de material nuclear.
El Centro de Operaciones quedó en silencio por un momento, Alfredo Martinez pasó ambas manos por su rostro mientras pensaba como podía justificar eso, el Capitán de División XIV al lado de Alfredo Martinez observo el mapa global y el punto de Sendai de color verde brillante.
-Permiso ejecutivo concedido, arreglen esta situación -la voz ronca tronó por todas las bocinas, el Director había hablado. El color verde paso a rojo intenso, el numero romano paso de seis a nueve.
Foto: Imagen de Parker_West en Pixabay
Vicente Muñoz Milchorena
Nacido en el Distrito Federal, hoy Ciudad de México, viviendo la mayor parte de su vida en Tijuana, Baja California. Licenciado (casi) en Historia por la Universidad Autónoma de Baja California, laborando en el campo de la informática en la rama de Seguridad Informática, aprendiendo lo que es vivir del otro lado del mundo de los vaqueros del teclado.
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