Teoría Ómicron

Revista de ciencia ficción y fantasía

CRONISTAS ÓMICRON: El pasillo del valle de los mensajes

Desde Chile, Sebastián Guerrero nos comparte su relato de fantasía «El pasillo del valle de los mensajes».

Por Sebastián Guerrero Miranda

            Todos en el valle de los mensajes lo habían oído alguna vez, los recién llegados Oscurios, también los Lamentas, los Silentes y los más antiguos, los llamados Dominantes, todos ellos razas de almas que se generaron tras el término de la raza humana, siendo un solo tipo de evolución. Era sabido que traspasar el pasillo de los mensajes luego de las 23 hrs. no era lo más recomendable, si tenías suerte alguna voz fantasmal te susurraría al oído de forma inesperada los más impensados y fatídicos pasajes de tu futuro, pero si era una noche de aquellas, en la que las voces deseaban alterar el espíritu, podrías pasar horas atrapado en el pasillo, sobre todo en las noches sin luna, las noches frías y oscuras, noches en las que sin duda no deberías caminar por allí. Entre tantas historias, ya nadie cruzaba hace muchos y lejanos años aquel pasillo.

            Una noche en que la luna fue caprichosa y decidió esconderse, los Oscurios, nueva raza en el valle, llenos de orgullo quisieron desafiar toda historia conocida y se encaminaron hacia el pasillo, pero no antes de marchar por todo el lugar, de tal forma de llamar la atención y expresar con basto público su decisión; ese fue el momento en que un Lamentas le pregunto a un vocero Oscurio

—¿Piensan entonces adentrarse esta noche en el pasillo de los mensajes?

—Claro que si – respondió el Oscurio, solo nos falta saber cómo llegar ¿alguna acotación? Preguntó

            Fue cuando los Dominantes, sabios por su experiencia, llegaron al encuentro del pueblo diciendo: Una vez nos vanagloriamos del poder del Dominio, pero para muchos de los nuestros el destino no fue más que la terrible locura, a esos los perdimos de vista ya que se apartaron de nosotros al no soportar el recuerdo de las voces.

—¿Dónde está el pasillo? -insistió el Oscurio.

Paradójicamente solo aquellas noches como esta nuevos curiosos se hacen presentes y pueden llegar de forma aún más fácil a aquel lugar, te puedes acercar cerrando tus ojos y pide tres veces la visita… Solo di:

Señores de las voces, solo soy un pasajero que desea cruzar el pasillo hasta el otro lado del valle de los mensajes – refirió el Dominante.

—¡Es hora de emprender el camino! – dijo el Oscurio

Se les perdió de vista entre las sombras y la neblina espesa, en ese momento y en medio de toda la algarabía y la confusión un Silente habló, y eso es mucho decir, ya que estos pasan mucho más tiempo recorriendo dimensiones alternas y por tanto no son de hablar mucho con los demás, con todo su conocimiento prefieren callar y evitar problemas, pero esta ocasión fue la excepción.

—Estuve allá – dijo el Silente – y no es por crear más alboroto, pero no nos quieren del otro lado, debemos evitar que crucen, hay que ir por ellos.

—¡No lo harán! – Dijo el Dominante – las voces pisotearán su orgullo y volverán cabizbajos.

—Tu sabiduría es añeja como tus años – respondió el Silente – no sabes a qué enfrentas y yo si, por eso preferimos el silencio. Si un solo Oscurio pasa, no solo tendrá una vida entera de atribulación, sino que abrirá la puerta a las voces que desean pasar totalmente a este lado.

            Esas palabras calaron hondo en la pasividad del valle y pasaron horas discutiendo entre Dominantes, Silentes y Lamentas, el valle estaba dividido desde décadas por la incapacidad de establecer acuerdos básicos, y esto no era distinto, a estas alturas se encontraban muy cerca de que las voces convivieran con ellos para siempre, y cuando ya no les quedaba nada más que decir, de pronto, una voz en el aire los sorprendió, pero esta era suave, como cuando dices un secreto, y en ella todos pudieron escuchar que decía “todos deben cruzar el pasillo”. Por un momento nadie dijo nada, en aquel valle las voces, cualquiera fuera su naturaleza eran respetadas sin distinción, y así lo hicieron, aquella noche Lamentas, Dominantes y Silentes cruzaron el pasillo en búsqueda de los Oscurios y así evitar el desastre. Confundidos por el mensaje; aún así lograron ir en búsqueda de los que cruzaron primero e hicieron caso a aquella voz del viento que quizá daría respuesta a años de misterio. La sorpresa fue mayúscula.


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            Al otro lado del pasillo todo era luz, el espacio era inmenso y no solo encontraron a los Oscurios observando el paisaje, sino también gigantescos pozos de agua, praderas y montañas. Ninguno había encontrado lo que esperaba, ni los Oscurios un lugar del cual poder ostentar su travesía. Todos en silencio concordaron que era un mejor lugar; advirtieron que sus diferencias los habían mantenido por años en la espesa oscuridad y que solo el silencio logró generar en el aire una respuesta, la que llamaron la voz guía. Además comprendieron que el pasillo del valle de los mensajes siempre fue una prueba a sus temores, siempre fue el pasillo en el valle de los mensajes.

            En medio de todo este asombro el Dominante vocero alzó la voz y preguntó al Silente

—Dime, ¿cuál era la verdadera razón para no cruzar? ¡Mira esto!

—Pues no la había – respondió el Silente – pero debía sembrar en sus espíritus el dialogo que los llevó a la discusión, y de la discusión al silencio, ya que evolucionamos del ser humano a ser solo almas…, pero aún debemos aprender que cuando la última palabra se agota, solo en ese instante, la respuesta llegará como un susurro en el viento, nos mostrará el camino y podremos continuar.

            En ese instante cada una de las legiones del antiguo valle de los mensajes se miraron cara a cara en silencio, algunos maravillados, otros con miedo a tanta luz.

—Ahora debemos reunirnos y decidir sobre el futuro de un pueblo entero –dijo el Silente – aprender a desarrollar nuestra vida en nuevos parajes.

—Quédate tú – respondió el vocero Lamenta – nuestra legión vuelve al valle de los mensajes.

—¡También nos vamos! –alzó la voz el Oscurio vocero – aquí no hay nada para nosotros – dijo.

            Así fue como Silentes y Dominantes fueron las dos legiones que se quedaron a descubrir el enigma y misterio de la luz, y así fue como Oscurios y Lamentas retornaron al frío y oscuro valle de los mensajes. La leyenda cuenta que se volvieron a ver una vez más.

Foto: Imagen de Pexels en Pixabay

Sebastián Guerrero Miranda

Chileno. De profesión psicólogo, actualmente trabajo en el área de educación, donde desarrollo acciones psicosociales con alumnos de enseñanza media. Escribo desde hace unos tres años de manera formal, y desde entonces he participado en actividades literarias, así como organizar más de alguna. Actualmente he orientado mi trabajo a los escritos de ficción, fantasía, corte psicológico y suspenso.

                  Mi primera publicación lleva por nombre “David y los cinco espíritus”, una novela corta de fantasía, ambientada en Chile, y que rescata mitos y leyendas de la Isla grande de Chiloé, con una mirada actual, otorgando nuevos poderes mágicos y fantásticos a los personajes. Esta obra ha sido editada desde dos editoriales, una local y la segunda en España.

                  Hace muy poco soy miembro de la Asociación de literatura de ciencia ficción y fantástica de Chile, Alciff, y continúo participando activamente en diversas actividades relacionadas al mundo literario, como fue apoyar la organización de la Final Regional del Concurso El Placer de Oír Leer en mi localidad. Cabe destacar que mi afición a las letras viene de hace mucho más tiempo, habiendo participado del 1er concurso de guiones para cortometraje de la Universidad UNIACC el año 2007.

                  Hoy participo de un taller literario de una comuna cercana y busco espacios en los cuales mostrar mi trabajo, ya sea de forma física, como Online.


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